En el corazón de Santa María Aztahuacán, los Lavaderos de San Pedro, situados estratégicamente en una de las entradas principales al pueblo, cerca de la parroquia de Santa María y cerca del Eje 6, se alzan como un testamento viviente de la historia y la comunidad. Más que simples estructuras para lavar, estos lavaderos representan un nexo entre el pasado y el presente, un punto de encuentro comunitario rebosante de historias y tradiciones.
Un Hallazgo Arqueológico de Gran Importancia
En 1953, los Lavaderos de San Pedro fueron el sitio del descubrimiento del “Hombre de Aztahuacán”, uno de los restos de Homo sapiens más antiguos encontrados en México. Durante una expansión de los lavaderos, que en aquel entonces eran alimentados por un manantial natural, se encontraron los restos de tres individuos, datados en más de 10.000 años atrás. Estos hallazgos, ahora parte de la Colección Pre-Cerámica del INAH, revelan un pasado remoto donde cazadores-recolectores recorrían estas tierras en el Pleistoceno Superior.
Centro de la Vida Comunitaria
Los Lavaderos de San Pedro han sido, durante generaciones, mucho más que un lugar para la limpieza de ropa. Han funcionado como un centro social, donde amas de casa lavaban, cuidaban a sus hijos y socializaban. Aunque hoy en día la mayoría de los residentes tienen lavadoras caseras, estos lavaderos aún son utilizados para lavar ropa y son un espacio para la interacción comunitaria. Frente a ellos, un altar dedicado a San Pedro adorna el paisaje. Además está muy cerca de otros lugares clave como el área del centenario reloj de Santa María Aztahuacán.
Evolución del altar y los lavaderos de San Pedro de Santa María Aztahuacan capturados por Google para Maps
En los Lavaderos de San Pedro, un símbolo de resistencia y adaptación en Santa María Aztahuacán, encontramos un reflejo de nuestra comunidad. Caminando por las calles de Aztahuacán, estos lavaderos nos invitan a reconocer y celebrar nuestra pertenencia a una historia y cultura ricas y en constante evolución.